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Cómo superar el Síndrome Postvacacional

El síndrome postvacacional

Algunos/as ya estaréis de vacaciones (en la playita, tumbados en la arena, haciendo la croqueta…), otros/as las empezaréis en breve y, luego, están aquellos que se van de vacaciones en septiembre. Y, mientras unos/as comienzan ahora sus vacaciones, otros están sufriendo el síndrome postvacacional, intentando volver a adaptarse a la rutina laboral.

No sé si os pasará o si os habrá pasado a vosotr@s alguna vez, pero yo en más de una ocasión al volver de las vacaciones, y reincorporarme a la rutina, he notado que no rendía igual, no dormía bien, estaba triste, apático… Pues bien, si a ti también te ha pasado o te está pasando… saluda al síndrome postvacacional que llevas colgado en la espalda.

¡Pero no te alarmes! Que no es nada grave y en unos días se te pasará 

¿Qué es eso del Síndrome Postvacacional?

Síndrome postvacacional

 

El Síndrome Postvacacional, o estrés (o depresión) postvacacional es un estado de malestar general que se produce cuando no existe un periodo de adaptación entre el periodo vacacional y la incorporación laboral (o escolar). Generándose con más facilidad después de unas largas y satisfactorias vacaciones y, con más frecuencia, en aquellas personas que sufren acoso laboral (mobbing) o escolar (bullying). Esto es debido a que el nivel de estrés se ve incrementado, no sólo por el estrés del trabajo en sí (que en algunos casos se va acumulando durante nuestra estancia vacacional), sino que éste se ve acompañado del malestar que generan los comportamientos de los compañeros.

En los últimos años se le está dando mayor importancia, debido a que cada vez se produce en más personas, pero no debemos entenderlo como una enfermedad (actualmente no viene recogido en ninguna de las clasificaciones diagnósticas), sino como un proceso de adaptación que está presentando una serie de dificultades.

Y ¿cómo sé si tengo el Síndrome Postvacacional?

Los síntomas del Síndrome Postvacacional suelen variar, así como su intensidad, en función de la persona y se pueden clasificar en físicos y psicológicos.

  • Síntomas físicos: fatiga, dolores musculares, cansancio, falta de apetito, insomnio, somnolencia, ansiedad, disminución del rendimiento, temblores, entre otros.
  • Síntomas psicológicos: tristeza, nerviosismo, falta de interés, irritabilidad, falta de concentración, incapacidad para la toma de decisiones, agresividad, estrés…

Estos síntomas pueden generar complicaciones y tensiones en nuestras relaciones con los compañeros de trabajo e incluso con nuestra pareja o familiares (y sí, aquí en este punto es donde se producen los divorcios, por ello ¡intenta modular tu irritabilidad!).

¿Qué hago para solucionarlo?

        Ya lo dice el refrán, más vale prevenir que curar. Por eso, si aún no te has ido de vacaciones, coge papel y lápiz y ¡apunta estos consejos! Ya verás que con ellos podrás hacer frente al Síndrome Postvacacional de un modo más fácil:

Síndrome-postvacacional
  • Estar de vacaciones es genial (es algo que todos sabemos); pero, no las alargues hasta el último día. Vuelve un par de días antes para poder ir cogiendo tu rutina poco a poco, así volverás a la normalidad de forma progresiva.
  • ¡En vacaciones madrugar es pecado! Pero, trata de no enloquecer mucho tus ritmos de sueño y de comida.
  • Busca una actividad que te guste para hacer en vacaciones y que te permita seguir practicándola cuando regreses al trabajo (prueba con algo de ejercicio, que tanta cervecita…).
  • Volver a tener que trabajar es un coñazo placer (recuerda, sé positivo, que no cuesta tanto).
  • Si vuelves un par de días antes, puedes llamar a un compañero de trabajo (al que se quedó pringando mientras tú estabas en la playa) para que te ponga un poco al día y te cuente un poco para que de este modo puedas ir planificándote.

Si acabas de llegar de vacaciones y no has leído este post, puedes llevar a cabo lo siguiente:

  • No te quedes dormido el primer día, pon tu despertador un ratito antes. Es mejor que llegues con tiempo y sin prisas.
  • Mantén tu zona de trabajo bien ordenada, no necesitas más estrés del que ya tienes, ni elementos que puedan distraerte más de lo necesario.
  • ¡La agenda es tu aliada! Utilízala para organizar tu día laboral y priorizar tus labores más importantes. Recuerda, haz primero lo que más urge (empezando por la tarea más fácil).
  • Sé realista y márcate objetivos que puedas cumplir, no pretendas hacer el trabajo de un año en el primer día. Hazlo de una forma gradual.
  • Toma una actitud positiva y proactiva.
  • Tu hora de descanso, es para eso, para descansar.
  • Intenta dormir tus siete u ocho horas diarias.
  • ¡Acuérdate de ese michelín que te ha salido e intenta que desaparezca!
  • Haz algún ejercicio de relajación si ves que el estrés te supera.
  • Y en tu tiempo libre, haz actividades con las que disfrutes y si es con los tuyos, ¡mejor!

Recomendaciones

Recuerda que por muy mal que lo estés pasando en tu reincorporación al trabajo, los que te rodean no tienen culpa y no tienes que pagarlo con ellos, ya que si lo haces te generarás más problemas. Al llegar a casa, recuerda dejar el malestar colgado en el perchero de la entrada, tu pareja o tu familia tampoco tienen que pagar por ello. Y, si te ves superado, acude a un profesional para que te ayude a gestionarlo.

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